En el Salón de los Independientes de París del
año 1910, se expuso el que iba a ser último cuadro del pintor Henri Rousseau, titulado
El sueño. Sus obras se habían
exhibido con regularidad en dicho salón, desde que fue invitado por el pintor
neoimpresionista Paul Signac, en 1886, a pesar de que la crítica había sido
siempre muy dura con él, afirmando que sus pinturas eran infantiles y carentes
de talento. A modo de mofa le habían apodado como el Aduanero, por su pasado
como recaudador de arbitrios, además de reprocharle su formación autodidáctica
que había iniciado a la avanzada edad de 40 años.
Sin embargo, aquel tardío aficionado a la pintura
iba a pasar a la historia como el iniciador y máxima figura de un nuevo estilo,
el arte naif. El apelativo se lo puso el crítico Guillaume Apollinaire que
había calificado su obra, años atrás, como naif,
es decir, ingenua. El concepto definía a aquellos artistas autodidactas, como
el propio Rousseau, que plasmaban en sus lienzos sus lagunas técnicas, siendo
incapaces de lograr una correcta perspectiva, una equilibrada composición, la
proporción de los elementos o el uso de colores que se complementasen. El
resultado final era una pintura con un aspecto simplón, irreal, de pintor
aficionado.
En consecuencia la carrera artística de Henri Rousseau se convirtió en una auténtica paradoja. Mientras pretendía lograr la mayor perfección técnica y plasmar la naturaleza de la forma más real posible, para así emular a los grandes pintores academicistas y conseguir el aprecio de la crítica; acabó ganándose, gracias precisamente a las carencias de sus pinturas, el aprecio y la admiración de los pintores postimpresionistas y vanguardistas, quienes buscaban una forma de arte más primitiva que se alejase de la mera reproducción de la realidad.
En su pintura El sueño nos encontramos ante un paisaje exótico, donde aparece para nuestra sorpresa una mujer desnuda, recostada en un diván. Se encuentra en medio de una tupida selva que esconde entre su vegetación leones, elefantes, monos, serpientes y aves de todo tipo. Además, medio oculto en la penumbra, se distingue a un encantador de serpientes tocando su flauta. El sentido de la composición nos lo dejó por escrito el propio pintor: "La mujer que dormita en el diván sueña con ser transportada a la jungla al escuchar el sonido del instrumento que toca el encantador de serpientes", acercándose a la temática surrealista.
Aunque no ocupe un lugar preeminente en el cuadro, la joven soñadora es el punto de partida que provoca la escena representada en el lienzo. El artista ha recurrido al clásico desnudo femenino, ampliamente utilizado en pintura y por grandes figuras, como la Venus de Urbino de Tiziano, la Venus del espejo de Velázquez o más recientemente la Olympia de Manet. Como modelo empleó a su propia amante, una polaca de nombre Yadwigha.
La representación de selvas, es una constante en su obra artística, a las que trataba de pintar de la forma más realista posible. Como nunca vio ninguna, para documentarse, recurrió al Jardín de Plantas de París y al Museo de Historia Natural. Pintor metódico, dedicaba mucho tiempo hasta que completaba cada uno de sus cuadros, de ahí que no fuese un artista prolífico. Al pintar sus selvas disponía de más de una cincuentena de tonalidades de verde, con el fin de lograr el efecto más natural posible. Pero el color está extendido de forma uniforme, sin apenas claroscuro, por lo que se reduce la sensación de volumen. Cada hoja ha sido pintada de forma individual, unas sobre otras, eliminando la sensación de conjunto y dando la impresión de que son elementos aislados, sin integración.
La rêve (El sueño, 1910) es, en cierto modo, el pináculo de su obra y la última que completó antes de su muerte. Una obra intuitiva, en parte debido a la falta de formación académica de su autor, exenta de perspectiva y proporción de los objetos. Figuras planas, yuxtaposiciones de elementos conformando una especie de mural onírico, rayando en lo abstracto.
Es un cuadro de grandes dimensiones, donde se aprecian muchas tonalidades de verde, que representa a una mujer (Yadwigha, la amante de Rousseau) tumbada en un sofá. En su sueño, la mujer aparece inmersa en una selva exótica, conviviendo con bestias salvajes, mientras la música de un instrumento de viento (una especie de oboe rústico) inunda el espacio.
A pesar de las intenciones "realistas", en la obra de Rousseau destacan el tono poético, la búsqueda de lo exótico y, sobre todo, su estilo naíf, reflejo de una aparente sensibilidad infantil propia de los artistas con poca o nula formación académica; esta ingenuidad otorga con frecuencia a sus trabajos un aspecto involuntario de caricatura. En el caso del pintor de Laval, es efectivamente su formación autodidacta junto a una primacía de la fantasía sobre lo real lo que determina este estilo, de difícil inclusión en movimientos artísticos de la época. A pesar de desconocer las técnicas compositivas, logró dotar a sus obras de un sugerente y complejo colorido, muy elogiado entre sus seguidores.
Aproximadamente desde 1890 se observa una maduración en su lenguaje pictórico. Si bien durante toda su carrera artística pintó obras de corte realista, con frecuencia también dejó que su fantasía se potenciara hasta casi el surrealismo. Por ejemplo, en La gitana dormida (1897) se ve a una mujer durmiendo plácidamente en medio de un exótico desierto mientras un león la observa muy de cerca; el paisaje y el león podrían ser una fantasía onírica de la gitana. En El Sueño (1910), esta potenciación de lo superrealista es igual de perceptible.
A menudo se incluye a Rousseau dentro del post-impresionismo francés. En cualquier caso, se le reconoce un estilo naíf original y muy intuitivo que le otorga un lugar destacado en la pintura francesa de finales del XIX y principios del XX, junto a sus coetáneos impresionistas, fauvistas y cubistas.
Sus cuadros más conocidos representan escenas selváticas, a pesar de que él nunca abandonó Francia ni vio una jungla. Carecen de rigor las historias difundidas por admiradores suyos sobre un supuesto servicio en el ejército que incluyera la fuerza expedicionaria francesa a México.
Su inspiración provenía de libros con ilustraciones y de los jardines botánicos y el zoológico de París, así como de dibujos de animales salvajes disecados. También había conocido a soldados durante su servicio militar que habían sobrevivido a la expedición francesa a México y había escuchado sus historias del país subtropical. Según el crítico Arsène Alexandre, el pintor describía sus visitas frecuentes al Jardín de las Plantas de esta manera: “Cuando me introduzco en los invernaderos de cristal y veo las extrañas plantas de tierras exóticas, tengo la sensación de entrar en un sueño”.
Se considera que la primera (y la más representativa) de sus "junglas" es Tigre en una tormenta tropical (¡Sorprendido!) (1891).
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http://arduodiario.blogspot.com.ar/2013/08/el-sueno-de-henri-rousseau.html
http://commons.wikimedia.org/wiki/Category:Paintings_by_Henri_Rousseau
http://cynthialeitichsmith.blogspot.com.ar/2012/09/guest-post-michelle-markel-on-henri.html
http://elrincondemisdesvarios.blogspot.com.ar/2011/08/henri-rousseau-pintor-naif-el-triunfo.html
http://en.wikipedia.org/wiki/The_Dream_%28Rousseau_painting%29
http://es.wikipedia.org/wiki/Henri_Rousseau
http://finestagione.blogspot.com.ar/2013/06/il-sogno-di-yadwigha-le-reve-de-yadwigha.html
http://lamemoriadelarte.blogspot.com.ar/2013/07/el-sueno.html
http://www.henrirousseau.net/
http://www.henrirousseau.org/
http://www.wikipaintings.org/en/henri-rousseau/mode/all-paintings
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