domingo, 8 de diciembre de 2013
Holanda y René Descartes
La Holanda del siglo XVII era probablemente la nación más ilustrada del planeta. En ella, la Guerra de los Treinta Años fue tan solo el epílogo de un conflicto mayor de ochenta años contra España, que se libró entre 1568 y 1648. Holanda florecía gracias al comercio y la industria, y había abrazado el protestantismo como reacción contra el dominio de un Imperio Español cada vez más católico, reaccionario, y sobre todo atrasado institucionalmente. Como resultado, los holandeses defendieron a ultranza la libertad intelectual. Además, se benefició de la inmigración de trabajadores e intelectuales capacitados que escapaban de naciones más opresivas para poder desarrollarse profesionalmente. En los salones holandeses se congregaron las mayores luminarias intelectuales de su tiempo: Hugo Grocio sentó las bases del Derecho Internacional; Galileo Galilei envió allí su último manuscrito científico; Christiaan Huygens inventó el reloj de péndulo y se transformó en la mayor eminencia astronómica y matemática de la época entre Kepler y Newton; Simon Stevin desarrolló la Hidrostática; Anton van Leeuwenhoek descubrió el mundo microscópico... Y esto sin considerar la constelación de pintores como Rubens o Rembrandt, y sus grandes aportes a la historia del arte universal.
Fue en este medio ambiente, que Descartes ofreció la primera teoría científica moderna que trataba de explicar el universo con prescindencia de la Iglesia Católica. Hoy en día solemos olvidar que en el siglo XVII la Filosofía y las Ciencias eran actividades íntimamente ligadas, y que a la ciencia todavía se la llamaba "filosofía natural". Descartes describió un mundo lleno de partículas, en el cual la fricción entre las mismas crea el fuego, la agitación entre ellas crea los fluidos, y la cohesión de éstas crea los objetos sólidos. Descartes creó también la primera teoría sobre la génesis del Sistema Solar, argumentando que como la naturaleza no permite el vacío y por lo tanto cada espacio vacío dejado por una partícula debe ser ocupado por otra, entonces esto debe crear vórtices circulares que, a la larga, deben haber generado a los planetas. Descartes ofrece también una explicación sobre por qué los objetos caen hacia la Tierra, y lo que se explicaría porque las partículas sólidas de la Tierra no dejan hueco, mientras que las partículas de la atmósfera, al estar agitadas, sí crearían huecos a través de los cuales la materia debería deslizarse. Es una explicación precaria, pero al menos es mejor que la ofrecida por Johannes Kepler para explicar las órbitas planetarias alrededor del Sol. Descartes también teoriza que la luz se desplaza de manera instantánea, a velocidad infinita, lo que en su tiempo podía pasar por cierto porque, en efecto, nadie había medido la velocidad de la luz.
Fue en este medio ambiente, que Descartes ofreció la primera teoría científica moderna que trataba de explicar el universo con prescindencia de la Iglesia Católica. Hoy en día solemos olvidar que en el siglo XVII la Filosofía y las Ciencias eran actividades íntimamente ligadas, y que a la ciencia todavía se la llamaba "filosofía natural". Descartes describió un mundo lleno de partículas, en el cual la fricción entre las mismas crea el fuego, la agitación entre ellas crea los fluidos, y la cohesión de éstas crea los objetos sólidos. Descartes creó también la primera teoría sobre la génesis del Sistema Solar, argumentando que como la naturaleza no permite el vacío y por lo tanto cada espacio vacío dejado por una partícula debe ser ocupado por otra, entonces esto debe crear vórtices circulares que, a la larga, deben haber generado a los planetas. Descartes ofrece también una explicación sobre por qué los objetos caen hacia la Tierra, y lo que se explicaría porque las partículas sólidas de la Tierra no dejan hueco, mientras que las partículas de la atmósfera, al estar agitadas, sí crearían huecos a través de los cuales la materia debería deslizarse. Es una explicación precaria, pero al menos es mejor que la ofrecida por Johannes Kepler para explicar las órbitas planetarias alrededor del Sol. Descartes también teoriza que la luz se desplaza de manera instantánea, a velocidad infinita, lo que en su tiempo podía pasar por cierto porque, en efecto, nadie había medido la velocidad de la luz.
Hoy en día, René Descartes es un nombre olvidado en la historia científica, hundido como está debajo de su etiqueta de filósofo. Su obra más importante es el "Discurso del método" de 1637, en donde defiende la idea de que puede dudarse de todo, ya que conocemos las cosas con los sentidos, y los sentidos pueden engañarnos. Pero no se puede dudar del propio pensamiento, de donde sale su famosa expresión "cogito ergo sum" (pienso, luego existo). Se ha argumentado, y con razón, que Descartes y su promoción del solipsismo en realidad es un callejón sin salida filosófico, por mucho que Descartes trate de probar (infructuosamente) la existencia de Dios, el alma y el mundo a partir de este postulado, pero no debe olvidarse lo que esta afirmación significó en su contexto histórico: el rechazo absoluto a toda clase de dogma de autoridad. En una época en donde todavía la autoridad eclesiástica, sea de la Iglesia Católica o de los pastores protestantes, era un argumento de peso que podía arrojarse a la mesa de cualquier discusión intelectual, esta propuesta ideológica cartesiana estaba bastante cerca de calificar como peligroso terrorista revolucionario del intelecto. Por mucho menos, Galileo había estado a un pelo de caminar hacia la hoguera en la católica Italia. Pero Descartes escribía en la protestante Holanda, y fue aclamado como una de las mayores luminarias de su tiempo.
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http://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Descartes
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http://mispecadosinconfesables.blogspot.com.ar/2013/05/hola-chicas-el-pasado-dia-30-de-abril.html
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